Cuando decidí realizar un curso de alemán en el extranjero, lo estuve comentando tanto con amigos como con compañeros de trabajo. Tenía en la cabeza ir a Berlín. Sin embargo un compañero, que había vivido una experiencia similar, me recomendó optar mejor por una ciudad más pequeña. Y, ¡qué acierto! Me topé con Múnich por casualidad, y después de ver unas fotos por internet, me decidí por esta preciosa y manejable ciudad. Además el entorno natural es espectacular y en la región de Baviera hay muchos pueblos y ciudades que se pueden conocer de una escapada.
Era la primera vez que viajaba sola a un destino no hispano, por lo que decidí contratar el servicio de recogida en el aeropuerto, para quedarme más tranquila. Cuando llegué estaba Mr Baldi esperando en el aeropuerto, me acompañó al quiosco a por las llaves de mi apartamento y luego me acompañó hasta el mismo. ¡Incluso me ayudó a subir el equipaje!
En cuanto al alojamiento, he estado en dos de los apartamentos que ofrece la escuela, y honestamente para cómo está la situación inmobiliaria en la ciudad, están muy bien. En el primer apartamento no tuve demasiada suerte con mi compañero de piso, cosa que la escuela me solucionó inmediatamente, no me pusieron el más mínimo obstáculo. En el segundo apartamento, una maravilla, me llevo de hecho una buena amiga de esa convivencia.
En cuanto a cómo moverte por Múnich, el transporte público en esta ciudad es magnífico. Puedes comprar el abono en cualquier estación ( S-banh o U-banh) e incluso dentro del propio tranvía o bus. La Isar Card zona M sirve para moverte en cualquier transporte público dentro de la ciudad. Depende de cuánto tiempo planees quedarte, conviene más comprarte el abono semanal 20€ o el mensual 60€.
La escuela se encuentra en el centro de la ciudad, a tan sólo 3 minutos de la famosísima Marienplatz. El personal es encantador, y los profesores - al menos en mi experiencia - una fantasía. Llegué con la idea de realizar un curso de 3 semanas, y me acabé quedando el mes completo. Evidentemente, no es suficiente para aprender una nueva lengua, aunque aprendí muchísimo. ¡Sobretodo con Iris y Silke!
La escuela además, organiza actividades extracurriculares tres veces a la semana, lo cual es una muy buena forma de hacer piña con los compañeros y aprender más sobre la ciudad y sus alrededores. Un sábado fuimos ver el castillo de Neuschwanstein, en Schwangau, ¡fue increíble!
Múnich es una ciudad relativamente pequeña, pero con mucho que ofrecer. Personalmente pienso que no te puedes ir sin comer o tomarte una cerveza en Viktualen Markt, beberte una cerveza en la mítica Hofbräuhaus, pasear por Englischer Garten, Olimpiampark o ver el castillo de Nymphenburg.
Cuando me embarqué en éste viaje, no lo hice tanto por la experiencia sino porque necesitaba aprender alemán por temas laborales. Ahora, de vuelta en casa, puedo decir que ha sido sin lugar a dudas una de las mejores experiencias de mi vida. Múnich es una ciudad maravillosa, y allí he conocido gente increíble, de todas partes del mundo.
"Los cursos de idiomas en el extranjero cambiaron mi vida!"